La psicomotricidad cultiva el movimiento coordinado de todas las partes del cuerpo, fomentando la actividad volitiva e intencional, acorde con las etapas de desarrollo neurológico y corporal del niño. Motricidad de los grandes músculos (andar, saltar, correr) y motricidad muscular fina para realizar actividades cada vez más precisas, tales como control de esfínteres, de los músculos faciales y de las habilidades que requieren el vestirse, los trabajos manuales o la escritura.